A pesar de la pérdida de confianza en el bólivar, un estudio llevado a cabo por el Open Money Institute (OMI) revela que los venezolanos no terminan de abandonar el uso de su moneda para pasarse al bitcoin y las criptomonedas.
La causa principal, según dicho estudio, es la dificultad técnica que sigue suponiendo esta nueva tecnología para la mayoría de la población.
Alejandro Machado, cofundador de Open Money Initiative (OMI), un proyecto centrado en investigar cómo se usa el dinero en «economías cerradas» y «sistemas monetarios en colapso», reveló que los residentes de Venezuela no han abandonado completamente el Bolívar.
Aunque el Bolívar puede parecer que prácticamente no tiene valor debido a la hiperinflación causada por la corrupción desenfrenada y la inestabilidad política y económica en Venezuela, Machado señaló: «Nadie quiere el Bolívar, pero la gente lo necesita para sobrevivir».
El acceso a los productos es muy limitado en Venezuela
Según Machado, a pesar de la falta de confianza en el bolívar, los venezolanos todavía no utilizan otras monedas como bitcoin (BTC) debido a su naturaleza altamente técnica.
Con el fin de educar sobre los beneficios de las criptomonedas, particularmente en áreas afectadas por altos niveles de inflación, la organización sin ánimo de lucro de Machado, OMI, trabajará con LocalBitcoins en varias iniciativas.
Según Machado, «el acceso a los productos es la prioridad número uno. ¿Tengo suficiente para comer esta semana o necesito reinventar las formas en que accedo a los alimentos?»
Si bien el compraventa de bitcoins en Venezuela ha alcanzado niveles récord recientemente, los dos usos principales que los venezolanos hacen de bitcoin son la recepción de remesas y la aceptándola como compensación por el trabajo independiente desde el extranjero (trabajo freelance).
Bitcoin no sirve para comprar alimentos de primera necesidad
Jamaal Montasser, cofundador de OMI, encargó recientemente un estudio con 40 participantes que se centró en investigar cómo los residentes venezolanos usan el dinero en tiempos de incertidumbre política y económica.
Según un artículo publicado en CoinDesk, un refugiado venezolano, residente en Colombia, dijo al personal de OMI que un miembro de la guardia nacional en Venezuela amenazaba con golpearlo por negarse a vender café en bolívares a los precios oficialmente fijados por el gobierno.
En otro caso, una venezolana tenía que esconder los dólares ganados por su trabajo en Colombia en su pelo y ropa interior para poder esconderlos de los guardias fronterizos al regresar a Venezuela.
Jill Carlson, otra cofundadora de OMI, reveló que: «las cosas que la gente quiere comprar, no pueden comprarlas con bitcoin. Es posible encontrar comerciantes dispuestos a aceptar bitcoins para productos de más alta gama, pero no para productos básicos o de primera necesidad. No puedes ir a comprar pan con bitcoins en Caracas».
Además, gestionar los pagos en bitcoins es bastante complicado para los comerciantes venezolanos que sí aceptan criptomonedas, pues generalmente solo tienen una persona que sabe cómo usar una billetera de bitcoin.
De acuerdo con el primer informe de investigación de OMI, LocalBitcoins es la principal puerta de acceso de los venezolanos a bitcoin, pues es flexible y permite que las personas adapten sus círculos sociales más cercanos a un formato P2P (peer-to-peer), con un volumen de transacciones por valor de más de 37 mil millones de bolívares, o 7,1 millones de dólares americanos, en la primera semana de mayo, según Coin.Dance.
Algunas de las principales organizaciones que apoyan el proyecto OMI son: Fundación de Derechos Humanos, Fundación Zcash, Cosmos, Tezos y Stellar.